¿Que cada vez que pasaba a tu lado me detenía un instante aspirando tu aroma, acariciando levemente con la punta de mis dedos desde la base de tu cuello hasta el límite de tu hombro, llenándome de tu escencia y reprimiendo las ganas de besarlo, de morderlo? ¿Notaste que mientras tu atención se concentraba en la pantalla, mi mirada se perdía en tu escote?
¿Ignoraste a propósito el momento en que, de pie uno frente al otro, recorrí con mi mirada tu cuerpo y me acrequé tanto que solo mi sentido común evitó que uniera el mío al tuyo, que me abrazara a tus caderas y mordiera tus labios?
¿Acaso sentiste mis dedos deslizándose entre los tuyos cuando te regrese la tierna mordida en el hombro?
¿Lo notaste?