Ganas de perderme en tu mirada, de ahogarme en el dulce aroma que exhalas; de acariciar tu piel conocida y de probar la que ocultas. De, por un instante infinito, ser siervo de tus deseos y amo de tus complacencias.
Y así, tras la mirada cómplice, la caricia furtiva...
Admirar tu sonrisa secreta, la que haces al sentirte plena.