3 de marzo de 2012

La otra junta

La junta oficial terminó pero los compañeros no quisieron marcharse de inmediato. Alrededor de una botella de refresco, preparada discretamente con un poco de ron, se reunieron para hacer "la otra junta". Y como aún había trabajo en la dirección, no me uní a ellos hasta que ya llevaban un par de vasos por delante.

Me acerqué al grupo y me sorprendió encontrarla aún con ellos; la admiré por la espalda: de una delgadez sorprendente, risa contagiosa y sonrisa perversa, pero lo que siempre había llamado mi atención era su largo y oscuro cabello. Volteó, no se si habrá sentido mi mirada o sus amigas le habrán dicho pero me invitó a la plática... un par de vasos después y ya no había tópico que seguir. Cada quien estaba en su tema u ocupado.

A mi tercer vaso ya la miraba descaradamente y cuando nuestras miradas se cruzaron, sentí como si comprendiera mis deseos y los compartiera.

Me acerqué más.
Siguió platicando como si nada pero su espalda ya se recargaba en mi pecho, me recliné sobre ella y mi aliento rozó su oreja, ahí sentí su cuerpo turbarse mientras mi mano izquierda tomaba su cintura y con la derecha acariciaba su brazo libre. Permanecimos así un instante que se me antojó infinito y entonces acercó sus labios a mi oído, murmuró Sígueme.

Me tomó de la mano y me dejé guiar hasta la pared oscura.

Ya atrás, subió el escalón que los alumnos usan para sentarse y quedó a mi altura, sonrió y pasó sus brazos sobre mi cuello. Nuestros labios se encontraron ansiosamente y mientras sus manos jugaban con mi cabello, las mías acariciaban su trasero.

Con voz entrecortada me ordenó Métela y mi mano no dudó en obedecer ...pero cuando el calor de sus nalgas encendían aún más mis ánimos, una voz cortó la inspiración ¡Vamonos! Y cómo cubetada de agua fría la voz de nuestro compañero nos regresó a la realidad ¿Se quedan?

Nos miramos y sonreimos entre nerviosos y resignados; estaba por soltar su mano cuando me sorprendió con la pregunta ¿Me llevas a casa?