El día había ido de aquí a allá, juntas conferencias, pendientes por atender que parecían interminables. Era viernes y ya todos se habían ido, pero aun teníamos algunos detalles por atender ya que la semana que se avecinaba venía llena de retos.
Tomé mi lap y me dirigí a su oficina, mientras caminaba por el lugar me percaté de las pocas luces encendidas en el lugar, claro! era viernes y todos se habían marchado.
Hice una pequeña escala en los sanitarios para retocar mi gloss. Esta reunión era por demás informal, pero siempre había existido esa coquetería entre nosotros.
Creo que en realidad fue un crush desde el primer momento en que nos vimos, pero entre nuestras agendas apretadas y los compromisos previamente establecidos nunca fue sencillo.
Por primera vez en mucho tiempo nos encontraríamos en una reunión sólos, asi que alise mi falda, me acomodé el escote y segura de mi caminé a su encuentro.
Él me saludó con una sonrisa nerviosa y un apretón de manos, me invitó a pasar mientras sus ojos decían mas.
Su escritorio era un caos, había estado revisando unos informes y no había ni donde acomodar mis cosas.
Con la sonrisa mas pícara y la mirada mas sexy me dijo "con o sin desorden" me rei y dije "sin desorden por favor"... Se inclinó un poco, solo para ver ligeramente mi escote y arrojó todos los papeles de su escritorio, me tomó por el cuello y me acercó hacia él con un gran y prolongado húmedo beso.
Desabrocho mi blusa con una habilidad que desconocía que tenía y acarició mis senos ferozmente, mis labios le correspondieron mientras mis dedos buscaron su camisa.
Nuestras manos jugaban, iban de un lado a otro, las caricias se volvían mas y mas intensas y no parabamos de jadear.
Me arrinconó contra su escritorio y me sentó en el. Acarició mis piernas y me tomó por los muslos mientras se posicionaba entre mis piernas. Jale su camisa y pasé mis manos por su pecho, fui bajando mis dedos hasta llegar a su caminito feliz.
Se hizo para atrás para mirarme completamente y con un aire renovado se acercó de nuevo. Me besó por el cuello y yo besé su hombro, sus dedos tomaron mis muslos como rehenes y bajó mis pantaletas con ansiedad; acarició mis nalgas para calentarlas y yo desabroché su cinturón, seguí con la inercia y jalé su pantalón, mientras que a través de su ropa interior pude ver su deseo por mi.
Al fin quedó liberado y su longitud acaricio la piel de mis muslos, siguió acercándose, me tomo por las nalgas las apretó y me jaló hacia él mientras se hundió en mi.
Todo se volvió un vayven de emociones, sensaciones, orgasmos y erecciones, nos volvimos uno y el tiempo se detuvo, el único ruido existente era el de nuestros cuerpos moviéndose al compás del placer.
Comenzamos a sudar pero ninguno quería dejarse ir, deseábamos prolongar ese placer lo mas que pudiéramos, dijo mi nombre, ese que siempre había usado para mi y solo en sus fantasías, mientras yo le correspondía.
Me sonrojé por el ademán de el quitando los papeles de su escritorio y me sacó de mi ensoñación cuando dijo "sin desorden? Bien, entonces será en la sala de juntas".