-¿Seguro?
-Sí.
-Bien, me voy desnudando.
-¿Y para qué te quitas la ropa?
-Pues para hacerlo.
-¿Quién te dijo que tienes que hacer eso para hacer el amor?
-Pues que yo sepa así se hace.
-No, eso no es amor. Es posesión.
-¿Y cómo se hace?
-Sólo déjate puesta la ropa y hablemos hasta cansarnos, hasta intentar descifrarnos, hasta saber todas tus memorias, hasta saber nuestros hondos secretos, hasta deleitarme con verte, hasta que estos ojos se cansen y me obliguen a dormir.
-¿Y vas a forzarlos a estar abiertos?
-Sí, para mirarte sólo a ti.
Joseph Kapone