La blusa blanca ligera y la larga falda acentúan tu imagen de pureza. Hasta tus zapatos blancos tan al ras del suelo te hacen lucir descalza, frágil.
Caminas con las manos cruzadas en tu regazo, te meces suavemente y la falda se balancea de un lado a otro. Un prendedor rosa con forma de flor en tu cabello oscuro completa el cuadro de inocencia que reflejas.
¿Cómo no mirarte?
Me pierdo en mi imaginación.
Si pudiera poseerte... tendría que ser así.