Pasé mis dedos por encima de su pierna y se estremeció al sentir el contacto. Deslicé mi uña por su muslo, dejando una línea roja y su mirada me buscó.
¡Espera!
Espera, ¿quién? ¿Qué no sabes que eres mía?
Si ...¡pero a veces se me olvida! dijo sacando la lengua como la niña traviesa que es.
La tomé rápidamente y la atraje hacía mí.
Jalé su cabello e instintivamente me ofreció su cuello.
Su cuerpo se tensó y lanzó un gemido al sentir mis dientes hundirse en su piel. Y, sin soltarla, seguí trazando líneas en su pierna.
¿Qué dice aquí?
Bajó la mirada y leyó "MÍA"
¿Y, cómo debes leerlo?
...Tuya
¡Y, que no se te olvide!