8 de diciembre de 2013

Verde pistache

El día pasó como pasan los días últimamente; arreglar, ordenar, acomodar, para que todo estuviera perfecto.
Entré a la habitación para dejar las últimas cosas sin percatarme que ya estaba dentro; con una canasta con toallas extra en la mano me sorprendió verle ahí.
Las luces estaban apagadas y por la ventana entraba luz de un temprano anochecer, la suficiente luz como para moverse en la habitación sin tener que encender una lámpara y la suficiente penumbra para tener un momento de intimidad.
Me quedé en el umbral de la puerta, estaba tan sorprendida que no pude decir nada coherente, trastabillé con mis ideas mientras tú reías y murmurabas algo.
Traté de salir de la habitación,pero no fue posible me quedé congelada sin poder evitarlo,  observando tu risa y algo más.
Entonces dijiste algo, mientras una risa nerviosa e histérica te  dominaban y yo obedecía a tus palabras.
Sin darme cuenta cerré la puerta tras de mi y caminé hacia a ti. El corazón me latía tan rápido y mi respirar se hacía cada vez más irregular. Bajé la mirada mientras que en mi mente podía ver nuevamente lo que pasó cuando entré a la habitación.
Aún no se si me estabas esperando o no, porque en realidad no te sorprendió verme entrar a la habitación a pesar de que te cambiabas de ropa. Terminabas de abrochar tu camisa rosa y estabas por fajarla cuando me viste entrar. Dijiste Hola tan casual como si hubiese sido algo que ya esperabas. Después me miraste nervioso con esa risa que no sabes ocultar y dijiste no te vayas, acércate, mientras me mirabas dejar la canasta en el suelo y cerrar la puerta tras de mi.
Me acerqué lo más que pude, con el miedo, el ansia, la excitación de quien sabe lo que puede pasar y quiere pero no quiere que pase. Dejaste caer tu pantalón y me pediste ayuda, mientras en tus ojos brillaba esa mirada tan peculiarmente tuya como cuando construyes castillos en el cielo.
Me agaché lentamente mientras miraba tus piernas por primera vez, la verdad es que no eran ni tan delgadas ni tan blancas como asumí que serían, no tenían mucho bello, pero eran firmes, podía ver que habías estado haciendo bicicleta...
Tomé el pantalón por la cintura y comencé a subirlo y aunque no te tocaba podía sentir el calor que emitía tu piel. Me costaba trabajo mirarte, no quería hacerlo a pesar que tu insistías en que volteara hacia arriba y te mirara, pero tampoco me obligabas a hacerlo y entonces pasó.
Llegué a tu entrepierna y me recibiste con una caricia a través de los boxers, rozaste mi mejilla,cerré los ojos y me dejé llevar por tus caricias... tocabas mi cuello,  mis hombros, jugueteabas por mi pecho mientras mi sexo se hinchaba más y más y mis respiraciones se volvían más profundas e inevitablemente abría mi boca para seguir con el juego y entonces, besé sobre la ropa y así... desperté...
Si.. ya se que no usas boxers, pero supongo que en mis sueños era mejor sentirte a través de ellos que tener un contacto y una vista más directa.