29 de enero de 2013

Tócame

Tócame, donde nadie lo ha intentado,
con tu alma tímida, inocente y sagrada;
tócame con tus labios gruesos que endulzan mi cuerpo;
tócame, como el universo acaricia las estrellas
en la infinita distancia de un cielo azul.

Tócame, junto a la playa de un mar oculto
en la soledad de un sueño sin ti,
donde la inocencia acompaña al amor
y el horizonte de mi piel
sutilmente te invita a descubrir cada secreto de mi ser.

Tócame, y respira profundo hasta sentir
el aroma de mis instintos que lloran por ti,
tócame como en las mañanas
el cantar del colibrí seduce mis oídos;

Tócame, como si fueras el picaflor
de mis pensamientos que besan la flor de tu inspiración...

Tócame, y nunca dejes de hacerlo
mientras sea con una caricia de tu alma en la mía.

Christian Sarmiento

27 de enero de 2013

Juntas de trabajo

El día había ido de aquí a allá, juntas conferencias, pendientes por atender que parecían interminables. Era viernes y ya todos se habían ido, pero aun teníamos algunos detalles por atender ya que la semana que se avecinaba venía llena de retos.

Tomé mi lap y me dirigí a su oficina, mientras caminaba por el lugar me percaté de las pocas luces encendidas en el lugar, claro! era viernes y todos se habían marchado.

Hice una pequeña escala en los sanitarios para retocar mi gloss. Esta reunión era por demás informal, pero siempre había existido esa coquetería entre nosotros.

Creo que en realidad fue un crush desde el primer momento en que nos vimos, pero entre nuestras agendas apretadas y los compromisos previamente establecidos nunca fue sencillo.

Por primera vez en mucho tiempo nos encontraríamos en una reunión sólos, asi que alise mi falda, me acomodé el escote y segura de mi caminé a su encuentro.

Él me saludó con una sonrisa nerviosa y un apretón de manos, me invitó a pasar mientras sus ojos decían mas.

Su escritorio era un caos, había estado revisando unos informes y no había ni donde acomodar mis cosas.

Con la sonrisa mas pícara y la mirada mas sexy me dijo "con o sin desorden" me rei y dije "sin desorden por favor"... Se inclinó un poco, solo para ver ligeramente mi escote y arrojó todos los papeles de su escritorio, me tomó por el cuello y me acercó hacia él con un gran y prolongado húmedo beso.

Desabrocho mi blusa con una habilidad que desconocía que tenía y acarició mis senos ferozmente, mis labios le correspondieron mientras mis dedos buscaron su camisa.

Nuestras manos jugaban, iban de un lado a otro, las caricias se volvían mas y mas intensas y no parabamos de jadear.

Me arrinconó contra su escritorio y me sentó en el. Acarició mis piernas y me tomó por los muslos mientras se posicionaba entre mis piernas. Jale su camisa y pasé mis manos por su pecho, fui bajando mis dedos hasta llegar a su caminito feliz.
Se hizo para atrás para mirarme completamente y con un aire renovado se acercó de nuevo. Me besó por el cuello y yo besé su hombro, sus dedos tomaron mis muslos como rehenes y bajó mis pantaletas con ansiedad;  acarició mis nalgas para calentarlas y yo desabroché su cinturón, seguí con la inercia y jalé su pantalón, mientras que a través de su ropa interior pude ver su deseo por mi.

Al fin quedó liberado y su longitud acaricio la piel de mis muslos, siguió acercándose, me tomo por las nalgas las apretó y me jaló hacia él mientras se hundió en mi.

Todo se volvió un vayven de emociones, sensaciones, orgasmos y erecciones, nos volvimos uno y el tiempo se detuvo, el único ruido existente era el de nuestros cuerpos moviéndose al compás del placer.

Comenzamos a sudar pero ninguno quería dejarse ir, deseábamos prolongar ese placer lo mas que pudiéramos, dijo mi nombre, ese que siempre había usado para mi y solo en sus fantasías, mientras yo le correspondía.

Me sonrojé por el ademán de el quitando los papeles de su escritorio y me sacó de mi ensoñación cuando dijo "sin desorden? Bien, entonces será en la sala de juntas".

20 de enero de 2013

18 de enero de 2013

La bella durmiente


Ese ese juego entre luz y oscuridad, la intermitencia del proyector, lo que te hace lucir etérea. Como si pudieras desaparecer en cualquier instante.

El reflejo de la pantalla ilumina tu perfil pero es la cercanía lo que me permite distinguir en el vacío tus parpados cerrados, tus mejillas sonrojadas, tus tersos labios. Sigo el camino de tu cuello, oportunamente desnudo, y me deleito con la vista de tus pechos, la armonía de tu vientre, la delicia de tus piernas y, si... el anhelo de tu intimidad.

Eres tan hermosa susurro, y me parece verte sonreír.

Pero ¿de verdad estás aquí o es sólo mi imaginación? Me acerco lo suficiente para percibir tu aroma y sentir la calidez de tu cuerpo. Tomo tu mano entre la mía y me cuido de no despertarte, aún. Duermes un sueño ligero, producto del cansancio de un día de vaivenes por la ciudad, locas persecuciones y… un poco de vodka ¿Acaso no ha sido un GRAN día?.

La proyección de los avances está por terminar y en la oscuridad que precede a la proyección, dominado por un impulso (y desinhibido por el alcohol) me inclino hacia ti. Distingo el sabor del arándano en tus labios, tan suaves... y me embriago en la cálida humedad de tu aliento.

Tardo poco más de un instante en descubrir que ya has abierto los ojos. Sorprendido, retrocedo esperando tu reacción pero sonríes, me besas en la mejilla y dices

Gracias por despertarme.